La matanza de ballenas
El día 9 de febrero pasado el diario La Nación publica en sus "cartas de lectores" un carta del señor Ministro Kazuo Watanabe, Encargado de Negocios, de la Embajada de Japón en la República Argentina, en la que trata de justificar la matanza de ballenas que está ocurriendo en aguas antárticas. |
A fines del mes de septiembre, Uruguay anunció su integración a la Comisión Ballenera Internacional(CBI) tras algunos años de permanecer fuera de ese organismo. De este modo el bloque latinoamericano de países integrantes suma un nuevo miembro favorable a la posición regional: que se mantenga la prohibición a la caza comercial de todas las especies de ballenas, establecida en 1986. Sin embargo, pese a que el acuerdo internacional aún sigue vigente, la moratoria es contravenida por países como Noruega, Islandia y Japón que alegan "fines científicos" para seguir explotando la caza ilegalmente. Greenpeace reclama a la CBI que detenga definitivamente la caza de ballenas y que no acepten las ofertas de Japón para adoptar una posición no conservacionista.
La Comisión Ballenera Internacional fue creada en 1946 con el propósito de "garantizar la conservación adecuada de las poblaciones de ballenas y, de esta manera, hacer posible el desarrollo ordenado de la industria ballenera". Fue el resultado de la preocupación de la comunidad internacional ante el grave declive de las poblaciones de ballenas a escala mundial, amenazadas por la presión de las flotas balleneras y la caza comercial. Durante años, la CBI se limitó a entregar verdaderas cuotas de caza, hasta que en 1986, y presionada por naciones conservacionistas y las ONG mundiales, estableció una moratoria indefinida para todas las especies.
La CBI está integrada por 78 países y dentro de ella hay dos bloques claramente diferenciados: el conservacionista, del que forma parte la Argentina y que, gracias a la fuerte presión que ha hecho Greenpeace junto a otras organizaciones, este año tiene nuevos integrantes; y el bloque liderado por Japón, que busca reabrir la caza comercial de ballenas y para lograrlo apela a la compra de votos de los países más pequeños. Los países conservacionistas representan el 55% de los miembros, y los que favorecen la reapertura de la caza de ballenas, el restante 45%.
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