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patrimonio natural de puebla

patrimonio natural de puebla

La ciudad de Puebla y su patrimonio natural

 

Puebla fue ubicada por sus fundadores en un lugar privilegiado. Cuatro maravillosos volcanes la custodian, unos más cercanos que otros.

Los bosques de las faldas de esos volcanes nutrían los ríos y el acuífero de la ciudad y sus alrededores. Dos ríos espléndidos cercaban la ciudad al poniente y al oriente: el Río Atoyac y el Río San Francisco, además de contar con otros ríos menores como el Alseseca, el Rabanillo, el Zapatero y El Chinguiñoso, todos con sus márgenes arboladas y la fauna única de estos lugares.

Catorce kilómetros del Atoyac siguen cruzando la ciudad con sus árboles ribereños. Se salvaron del entubamiento del que fue víctima el Río San Francisco. Acabo de ver una pintura de José Márquez, ese extraordinario pintor de la ciudad que se nos fue, en la que aún se ven los puentes del San Francisco y sus árboles en la época de otoño.

Por cierto que la casa de ese pintor ha sido convertida en unas espantosas oficinas, cruzadas por el puente peatonal que lleva al Centro de Convenciones.

Ahí debería existir un museo con el acervo de la obra extraordinaria de José Márquez, el pintor por excelencia de la ciudad de Puebla del siglo XX. Puebla contaba también con 19 vasos reguladores similares a la Laguna de San Baltazar, hoy cubiertos de casas y cemento a excepción de dos: uno aún sin rescatar que es lo que queda de la Laguna de Chapulco, y la Laguna de San Baltazar.

Puebla contó también, a partir de 1940, con una presa imponente a escasos treinta minutos de la ciudad. El paisaje agreste y extraordinario de Valsequillo nos ofrecía también una vista de los volcanes reflejados sobre el agua, y la posibilidad de un desarrollo turístico para Puebla muy original.                                                                                                                                                                        

 

 

The city of Puebla and its natural heritage

Puebla was placed by its founders in a privileged place. Four wonderful volcanoes custody, some closer than others.

The forests on the slopes of these volcanoes and rivers feed into the aquifer of the city and its surroundings. Two splendid river encircling the city to the west and east, the Atoyac River and the Rio San Francisco, in addition to other minor rivers like Alseseca the Rabanillo, the shoemaker and the Chinguiñoso, each with its wooded banks and the unique fauna of these places.

Fourteen miles of Atoyac continue to cross the city with its riparian trees. Escaped the tubing that was the victim of the Rio San Francisco. I just saw a picture of Jose Marquez, this extraordinary painter of the city that left us, which are still San Francisco bridges and trees in autumn season.

Indeed, the painter's house has been converted into a dreadful office, cross the pedestrian bridge leading to the Convention Center.

There should be a museum with the stock of the extraordinary work of Jose Marquez, the painter par excellence of the city of Puebla of the twentieth century. Puebla also had 19 vessels had similar regulators to Laguna de San Baltazar, now covered with houses and cement except two: one that is still without rescuing the remaining Chapulco Lagoon, and Laguna de San Baltazar.

Puebla was also from 1940, with a massive dam just thirty minutes from the city. The wild scenery and special Valsequillo also offered us a view of the volcanoes reflected on water, and the possibility of tourism development for the original town.

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